domingo, diciembre 02, 2007

El Enganche, The Down Payment


Una señora soñó que llegaba al cielo y que junto a las 120.000 perso-
nas que mueren cada día. Estaba haciendo fila para saber cuál era su destino, cuando de pronto, apareció San Pedro y les dijo:

Vengan conmigo y les mostraré en qué barrio está la casa que le corresponde a cada uno. Aquí la cuota inicial o enganche que se recibe para su habitación eterna es la ofrenda traducida en obras de misericordia, comprensión, respeto por los demás y el interés por la salvación de todos.

Luego los fue guiando por barrios maravillosos, como ella jamás hubiera pensado que pudieran existir. Llegaron a un barrio con todas las casas de oro: puertas doradas, techos dorados, muros de oro, pisos de oro.

¡Qué maravilla! San Pedro exclamó:Aquí están todos los que invirtieron en su vida santidad, consagracion y mucho dinero en ayudar a los necesitados, aquellos a quienes su amor a los demás sí les costó en la tierra.Y fueron entrando todos los generosos, los que partieron su pan con el hambriento y regalaron sus vestidos a los pobres, los que consolaron presos y visitaron enfermos.

La señora quiso entrar, pero un ángel la detuvo diciéndole:Perdone señora, pero usted en la tierra no daba sino migajas a los demás. Jamás dio algo que en verdad le costara, ni entiempo, ni en dinero, ni en vestidos, y este barrio es solamente para los generosos.

Y no la dejó entrar.

Pasaron luego a otro barrio de la eternidad. Todas las cosasconstruidas en marfil. ¡Qué blancura, qué grandioso! Los pisos en marfil, los techos en marfil. La señora se apresuró para entrar a tan hermoso barrio, pero otro ángel guardián la tomó del brazo y le dijo muy respetuosamente: Me da pena, señora, pero este barrio es únicamente para aquellos que en el trato con los demás fueron delicados, comprensivos y bondadosos.

Y usted fue muy dura, falsa y criticona, y a veces hasta grosera con el trato a las personas. Y mientras todos los que habían sido exquisitos en las relacioneshumanas con los demás entraban a tomar posesión de sus lujosas habitaciones, la pobre mujer se quedó por fuera, mirando con envidia a los que iban entrando a tan esplendoroso barrio.

Le faltó la cuota inicial: haber tratado bien a los demás.

Siguieron luego a un tercer barrio.
Aquello era lo máximo en luminosidad y belleza. Todas las casas eran de cristal, pero de unos cristales excepcionalmente brillantes y hermosos. Paredes de cristal multicolores, techos de cristales refractarios, ventanas de cristales que parecían arco iris.
La señora corrió a posesionarse de una de aquellas maravillosas mansiones, pero el ángel portero la detuvo y le dijo muy serio:

En su pasaporte dice que usted no se interesó por enseñar a las personas que estaban a su alrededor, el camino del bien, la verdad, y este barrio es exclusivamente para las personas que ayudan a los demás a buscar su felicidad.
Aquí se cumple lo que anuncia el profeta
Daniel:
Quienes enseñen a otros a ser buenos,
brillarán como estrellas por toda
la eternidad" ( Daniel 12:3)


y usted nunca se preocupó porque las personas que conocía se volvieran mejores. Así que, aquí no hay casa para usted.

Le falta la cuota inicial: haber ayudado a otros a cambiar.

Entristecida la pobre mujer, veía que entraban muchísimas personas radiantes de alegría a tomar posesión de su habitación eterna,mientras que ella con un con un numeroso grupo de egoístas eran llevados cuesta abajo a un barrio verdaderamente feo y asqueroso; todas las habitaciones estaban construidas de basura, puertas de basura, techos de basura, paredes de basura. Los gallinazos (zopilotes) sobrevolaban sobre aquella hediondez, y los ratones y murciélagos rondaban por allí. Ella se puso un pañuelo en la nariz porque la fetidez era insoportable, y quiso salir huyendo, pero el guardián del barrio le dijo con voz muy seria:

Una de estas casas será su habitación, puede pasar a tomar posesión de ella".

La angustiada mujer gritó que ¡!no, que eso era horrible, que no sería capaz de habitar en ese montón de basuras, y el ángel le respondió: Señora, esto es lo único que hemos podido construir con la cuota inicial que usted envió desde la tierra.

Las habitaciones de la eternidad las hacemos con la cuota inicial que las personas mandan desde el mundo, y usted solamente nos enviaba egoísmo, mal trato a los demás, murmuraciones, críticas, palabras hirientes, tacañería, odio, rencores y envidia.

¿Qué más podíamos haberle construido?

Usted misma nos mandó el material para hacerle su mansión.
La mujer comenzó a llorar y a decir que no quería quedarse a vivir allí.

Pero de pronto, al hacer un gran esfuerzo para separarse de quien la quería hacer entrar en semejante habitación, dio un salto y se despertó. Tenía la almohada empapada en lágrimas, pero aquella pesadilla le sirvió de examen de conciencia.

Desde entonces, empezó a pagar la cuota inicial de su casa en la eternidad.
Autor Desconocido


Querido amigo y hermano:Empieza desde hoy a pagar la cuota inicial de tu casa en la eternidad; sé generoso con los necesitados, sé bondadoso en el trato con los demás y preocúpate por enseñar a otros el camino del bien, busca a El Dios unico y verdadero, no la religion.
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Aquí algunos versículos que hablan de tu futura morada celestial.

Salmos 91:9
Tú que dices: ¡Mi refugio es Jehová!, y tomas al Altísimo por defensa.
10 No ha de alcanzarte el mal, ni la plaga se acercará a tu tienda;
11 que él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos.
12 Te llevarán ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu
pie;
13 pisarás sobre el león y la víbora, hollarás al leoncillo y al dragón.
14 Pues él se abraza a mí, yo he de librarle; le exaltaré, pues conoce mi nombre.
15 Me llamará y le responderé; estaré a su lado en la desgracia, le libraré y le glorificaré.
16 Hartura le daré de largos días, y haré que vea mi salvación.

Salmos 102:28 Los hijos de tus siervos tendrán una morada, y su estirpe ante ti subsistirá.

2 Corintios 5:1 Porque sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos.

Salmos 23:6 Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.

Salmos 23:6 Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Salmos 42:4 Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí, de cómo yo iba con la multitud y la conducía hasta la casa de Dios, entre voces de alegría y de alabanza
Biblia: Jerusalén, RVA, RV95. imagen wort1ooo.com